Igual que muchos niños/as en todo el mundo sueñan con ser de mayores como Messi, Agüero, Raúl, Sergio Ramos, Zidane... muchos aficionados al ajedrez (entre los que me incluyo yo) soñamos alguna vez con jugar como el maestro Fischer.
Robert James Fischer nació en Chicago el 9 de marzo de 1943, a los seis años se trasladó junto con su familia (su madre y su hermana) al neoyorquino barrio de Brooklyn, donde aprendió a jugar al ajedrez por su cuenta. A los 7 años se unió al club de su barrio, donde empezó a dar muestras de su potencial hasta que a los 14 años ganó el campeonato de los Estados Unidos.
Su gran momento llegaría en 1972 con el enfrentamiento contra el campeón del mundo, el ruso Boris Spassky. El match fue calificado como 'la partida del siglo', porque no era sólo era una partida de ajedrez lo que había en juego. En plena 'Guerra Fría', la partida fue considerada como el enfrentamiento entre el capitalismo y el comunismo, entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Era la lucha por la supremacía mundial. Y para sorpresa de todo el mundo, el match lo venció el jovencito Fischer, acabando con el dominio de los rusos sobre los tableros desde 1948. Pero como otros muchos mitos su brillo duraría poco. Esto, por un lado no permitió disfrutar de su juego a los aficionados durante mucho tiempo, pero por otro lado agrandó su leyenda.
En 1975 pierde el título de campeón del mundo en favor de Anatoly Karpov por incomparecencia. Posteriormente deja de jugar al ajedrez en público, luego rompe el embargo que Estados Unidos había hecho a Yugoslavia y provoca que el jugador sea perseguido por su propio país. En 2004 es detenido en Japón, y pasa 8 meses en la cárcel. Y finalmente, Islandia le ofrece asilo político a Fischer, donde pasa los últimos años de su vida.
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