Ayer viernes tuvimos la oportunidad de contemplar la Luna más brillante y grande que se ha podido haber visto desde 1993. Todo ello fue gracias a lo que en astronomía se denomina
perigeo, que constituye uno de los extremos de la órbita
elíptica del satélite. La noche de ayer el astro se encontró a 363 mil kilómetros de nuestro planeta, alrededor de 30 mil kilómetros más cerca de lo habitual. Esto explica porqué el satélite se pudo ver hasta un 14 por ciento más grande y un 30 por ciento más brillante.

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